Kassala

Pocas montañas existen con estas formas tan peculiares. En el caso de Sudán, en medio del desierto del Sáhara en plena ruta de caravanas, es de rigor compararlas con las jorobas de un camello.

Sea como sea, la fertilidad que emana de sus valles en forma de manantiales es extremadamente preciada entre las parejas de recién casados, que viajan aquí para tomar la bendición de estas aguas que se dice aportarán su fertilidad a nueva pareja asegurando su descendencia.

Para los que no nos casamos en Sudán ni buscamos la fertilidad en sus aguas, Kassala es hogar de uno de los mercados multi-étnicos más interesantes de Sudán, pues recoge mutltitud de pueblos tribales del Norte que vienen a la ciudad a realizar sus intercambios, formando un espectáculo de fisonomías, vestimentas y lenguages digno de admirar. En el mercado tampoco faltan los que vienen de Eritrea (justo detrás de las montañas de Taka) y los Rashaida, cuyos orígenes se sitúan en Arabia Saudita.

Por supuesto otro de los puntos fuertes del lugar, aunque nada recomendable en pleno verano, es caminar hasta las montañas y realizar alguna ruta siguiendo los senderos que discurren por ellas, descubriendo también por el camino los diversos manantiales y a las parejas recogiendo agua de ellos y puedes aprovechar para visitar de paso la Mezquita de Khatmiyah, situado a los pies de las montañas de Taka.

Una interesante peculiaridad de Kassala es que a través de su núcleo fluye el caudaloso río Gash, que proviene de más al Este en las montañas de Eritrea pero que sin embargo jamás logra unirse al Nilo, pues muere algo más al Norte en el desierto de Sudán sin que sus aguas logren conectar con el mar, tal es el calor y velocidad de evaporación del desierto.