Tripoli

No podría existir una ciudad más diferente a Beirut que la misma Trípoli, que siendo la segunda ciudad más importante del Líbano parece haber elegido el camino totalmente opuesto, ni que fuera para marcar diferencias.

Trípoli es 100% tradicional, una auténtica ciudad árabe con su centro histórico bien conservado, sus bazares repletos de especias y otros condimentos, con mucha de su gente vestida al estilo tradicional y con este caos tan auténtico y tremendamente sensorial que ello representa. Aquí sí estamos en Oriente Medio y podemos imaginar algunas de las historias de Las Mil y Una Noches.

Tripoli es totalmente caótica, con sus calles atascadas por el tráfico, con una importante contaminación, gente mucho más pobre que en la vecina Beirut y, esto sí, con una comida tan auténtica y espectacular como en la capital, aunque en este caso la encontrarás en puestos de calle.

Todo lo malo se convierte en bueno cuando descubres la hospitalidad de los Libaneses en esta ciudad, cuya cultura tradicional árabe implica que los tendrás de forma habitual a tu alrededor alerta por si necesitas algo o simplemente para hacer amistad contigo o invitarte a un té o a dulces.

Trípoli posee en su casco antiguo una preciosa arquitectura medieval donde destaca la Fortaleza de Saint Gilles, callejuelas por las que perderte de verdad, bazares en los que regatear y una ciudadela en lo alto de la colina desde la que puedes obtener fantásticas vistas de todo la ciudad que, por cierto, es realmente inmensa.